Cada cuatro años me veo envuelto en un conflicto interno entre ver el Mundial de Futbol o no. No es que tenga una aversión por el deporte, o que no lo vea por motivos políticos, morales o sociales; simplemente no lo sigo, y ver una Copa del Mundo cada cuatro años sin realmente saber quién juega me parece hipócrita. Tampoco me gusta mucho; digo, sé quién es Leonel Messi, pero ni idea de quién es el defensa del Atlas, sé quién es Memo Ochoa, pero no sé si se fue a jugar este año a Qatar.
Y pues así llego a esta Copa del Mundo sin ser un apasionado del futbol, aunque sí voy a estar atento de los partidos de la Selección Nacional, para verlos jugar como nunca y perder como siempre; veré las semis, la final y un par de partidos más por el puro placer de la convivencia social.
Porque lo que sí es el fut, es que es social. Es el deporte más popular del mundo y no ser parte de un fenómeno de tal magnitud a nivel social es caer en un papel de intelectual pretencioso: prefiero caer en el sofá cuando caiga un gol. Y es que el gol cada quién lo vive como quiere: algunos lloran de la felicidad, otros lloran de coraje, otros se emocionan por el simple hecho de ver la mejor expresión de este deporte tan sencillo en su concepto —patea una pelota hasta meter un gol—, pero que puede llegar a ser sublime en su ejecución.
Las reglas son pocas, polémicas y sencillas, y todo el mundo sabe lo que es un fuera de lugar, pero todos —todos— quisiéramos que no existiera. Al final, cada uno tendrá la experiencia que quiera en este mundial, como lo es la experiencia de los siguientes dibujos.
Cada dibujo es un ejercicio que conlleva una regla muy sencilla: sugerimos hacer una captura de pantalla y utilizar una herramienta digital de pluma o pincel y seguir los puntos partiendo del cero e ir recorriendo cada uno hasta generar un trayecto propio. Cada dibujo tiene 90 o 120 puntos —uno por cada minuto de tiempo reglamentario o complementario para el desempate— y representa una serie de coordenadas basadas en un gol, una jugada o una situación histórica en el futbol. Cada individuo puede generar un dibujo personal de esta misma imagen.
Álvaro Verduzco vive y trabaja en CDMX.
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