Cerrar los ojos es un acto de valentía. No sólo nos vuelve vulnerables ante alguna situación específica, sino que nos hace capaces de mirar a los adentros para discutir con nuestros pensamientos y deseos más íntimos. A esta introspección voluntaria combinada con otros factores corporales y mentales le llamamos meditación.

Los primeros registros que se tienen de esta práctica espiritual vienen de la India, varios miles de años antes de la Era Común. La meditación no sólo es un método de sanación religiosa y espiritual, sino que busca que sus cometidos principales —el autoconocimiento y autoaceptación— se cumplan.

El propósito es simple, lograr descansar la mente y charlar con el alma, sin embargo, por más poético e inspirador que suene, no es nada sencillo, pues la mente fácilmente puede caer en distracciones y factores externos que intervengan en la práctica.

En una época como la que estamos viviendo, tan caótica y tan apática con las situaciones espirituales, debemos abrazar a nuestros pensamientos positivos. A continuación te compartimos consejos para lograr una meditación y un encuentro personal placentero.

1- Busca un lugar tranquilo, cómodo, seguro y aislado dentro de casa o el lugar en donde vayas a realizar la meditación. Antes de iniciar resuelve cualquier factor que a la larga pueda distraerte: corrientes de aire incómodas, elementos que puedan generar ruido o sonidos molestos como notificaciones, llamadas o correos pendientes o alguna situación que pueda interrumpirte. Aléjate de tu móvil o cualquier aparato eléctrico. De igual forma trata de evitar tener a tu alrededor alguna fuente de olores fuertes que puedan llevar tu atención por otros caminos.

2- Intenta adoptar una postura cómoda, de preferencia sentadx en forma de flor de loto, con las palmas descansando hacia arriba y utiliza prendas cómodas que te permitan transpirar, pues el propósito principal es la relajación. Cierra los ojos de forma ligera, sin forzar tus párpados durante el tiempo que dure tu meditación. No permitas que una situación externa te haga desconectarte.

3- Mantén un ritmo constante en tu respiración e intenta despejar tu mente de problemas y situaciones que pudieran causar ansiedad. Por ejemplo: coloca las manos en el vientre, respira lentamente por la nariz, llevando el aire hacia el abdomen y posteriormente a las costillas intentando que se expandan, y por último hacia la clavícula. Retén el aire unos segundos y comienza la expulsión en sentido inverso. Primero clavícula, luego las costillas y por último la zona abdominal, hasta quedarse sin aire. Haz varias repeticiones.

4- Apóyate en sonidos ambientales, de naturaleza, o de tu preferencia para amenizar la concentración y la relajación.

5- Trata que antes de tu momento de mediación, no ingerir alimentos pesados que puedan causar sueño o irritación estomacal, pues esto podría ser un interruptor fuerte a la concentración.

Una sesión de meditación básica puede tener una duración de 10 a 15 minutos, sin embargo esto puede ser un tanto frustrante al inicio, así que recomendamos ir incrementando el tiempo de acuerdo a tu nivel de paz.