El discurso feminista entra de lleno. Las mujeres mexicanas hemos luchado por mucho tiempo —la voz feminista no es de hoy, lleva años manifestándose—, sin embargo tal vez ahora sea una de las pocas veces que será escuchada en serio. Este domingo 08 de marzo de 2020, se vivió una de las protestas más contundentes de las mujeres contra la violencia sexual y machista, el acoso y la desigualdad de oportunidades que en nuestro país persisten contra las mujeres. El aumento de los feminicidios desató y fue convocatoria en esta marcha, una de las más multitudinarias que se han visto en CDMX. Todo esto, a un día del paro nacional en el país (#ElNueveNinunaSeMueve), donde un 57% de las mexicanas, según una encuesta de El Financiero, detendrán actividades laborales y de casa.
En el aire pesaba con dolor la injusticia por mujeres que han muerto por el simple hecho de ser mujeres —en México hay 10 casos de feminicidios al día—, se gritó por un país más libre y más seguro, se animó a no ser indiferentes, a sumarse, se respiró el aire de una ciudad pesada, de una sociedad podrida, de mujeres enojadas, hartas, cansadas y en busca de su libertad.
“Señor, señora, no sea indiferente, se matan mujeres en la cara de la gente”, “Aplaudir, aplaudir, que el machismo va a morir”, “Justicia, justicia…”, “Con falda o pantalón, respétame cabrón”, se escuchaba de principio a fin en la marcha. Los monumentos que colindaban con el recorrido —que empezó en el Monumento a la Revolución y culminó en la plancha del Zócalo—, fueron protegidos ante posibles actos de vandalismo, pero las grandes láminas, las paredes que el gobierno de la ciudad colocó como protección fueron mayormente derribados por un grupo de encapuchadas, vestidas de negro, que desvinculaban de cierto modo el sentido pacífico de la marcha. El resto de las mujeres gritaban: “No violencia, no violencia”, sin ser escuchadas por sus iguales.
La fuerza se potencializa en grupo. Retomo las palabras de Sarah Aguilar, como una de las principales reflexiones que se quedan de este evento, donde la colectividad y la suma de todas puede ser escuchada solo así: en conjunto. Ella escribe: “Basta ir por una, una por una, para cercenar nuestra colectividad. En cambio, si una ceiba pierde una rama, no pierde la sensibilidad y la memoria de esa rama, porque las plantas sí son unas mediante las otras, y no por ello están menos vivas”.
#NIUNAMENOS
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