Usualmente no somos tan conscientes para percibir la energía de nuestro entorno en porciones discretas o aisladas. La sobreestimulación a la que estamos expuestos nos predispone a interpretar estructuras, formas, objetos y secuencias organizadas. Dicha jerarquía de la realidad nos sujeta a encuadrar configuraciones y significados que construyen nuestro entorno.
Bajo este precepto, entendemos que la realidad inmediata en la que nos desenvolvemos está compuesta por elementos simples; la comprensión de dichos elementos y de las leyes que los rigen agota en cierto punto esa realidad, en la cual cualquier resultado de la estimulación pasa a tomar parte de un todo significativo, cotidiano, aburrido.
Para Turell —piloto con más de 1200 horas de vuelo— somos prisioneros de nacimiento de esta estructura, estamos condenados a tomar como verdad absoluta las sombras y siluetas que otros hombres proyectan en la pared de lo que consideramos nuestra realidad, incapaces de conocer nada de lo que acontece a nuestras espaldas.
En muchas culturas, ir hacia la luz —fundamento y causa de todas las apariencias sensibles—, representa una metáfora de la trascendencia, de contemplar una realidad más profunda y completa. De este modo, el conocimiento adquirido por la contemplación directa de la misma, nos permite romper con los esquemas, estructuras y formas que la contienen. Nos permite pasar de la ya impuesta jerarquía de lo inteligible a las realidades del mundo sensible.
Turrell dice: “Mi trabajo se trata más de tu visión que de la mía, aunque este mismo sea un producto de mi visión. También me interesa el sentido de la presencia en el espacio; ese espacio que se siente verdadero, casi como una entidad, ese sentimiento físico y de poder que el espacio mismo te puede dar”.
Dicho pensamiento resuena desde la mente de Turrell, desde un Los Ángeles de 1943 —obsesionado con una teoría del minimalismo, que irónicamente sentaría las bases para un revival holístico— hasta las paredes del Museo Jumex en 2019. Un presente que forcejea entre la creciente popularidad del museo pop up versus la solemnidad del cubo blanco.
Otra metáfora: un piloto de la ficción resuena en el trabajo de Turrell, la de Saint Exupery y su tan famoso sombrero, que resulta ser en realidad el retrato de una boa constrictora devorando un elefante. Ambos juegan con la realidad, la inocencia, el cotidiano y las estructuras impuestas, tanto así que se puede asegurar que de pedirle a Turell dibujar un cordero, probablemente nos devuelva el dibujo de una caja con tres agujeros y nos diga que el cordero se encuentra dentro.
Por otro lado, Kit Hammonds, curador de la exhibición, declara ante los medios: “James no cree que sea necesariamente malo compartir tus experiencias en redes, pero ocasiona que uno ignore la experiencia de estar ahí sin el celular como mediador” y se declara la prohibición de celulares y cámaras en la exhibición.
La exposición inicia en dos largas salas con piezas bidimensionales, cuadros a blanco y negro que juegan con la geometría, el espacio y la luz. La magnificencia de los campos totales de color se contiene en dos de las salas contiguas y al piso completo en el cual se exhibe la pieza Ganzfeld. Maquetas arquitectónicas y fotografías aéreas de las piezas de Turrell conforman la sala central. Como era de esperarse la convocatoria es basta, nos encontramos haciendo largas filas como lo hacíamos hace unos meses con otras obras en el mismo sitio.
Así pues, el Turrell que nos invita a voltear a la luz puede sentirse lejano entre la multitud de personas, nos hacemos de nuevo prisioneros de las siluetas, la jerarquía, el cotidiano. Hacemos fila para ver la luz de la misma forma en la que hacemos fila para abordar el metro. Nos apresuramos a contemplar porque vienen otros detrás y hay más por delante, incapaces de acceder al mundo de lo sensible, privilegiando lo inteligible, sin tomarnos el tiempo necesario de empatizar con la obra.
Vista JAMES TURRELL: PASAJES DE LUZ del 22 de noviembre al 29 de marzo de 2020, de martes a viernes de 11:00 a 20:00 en el Museo Jumex (Boulevard Miguel de Cervantes Saavedra 303, Col. Granada) Recomendamos realizar tu visita en horario matutino y evitar los fines de semana. Reserva tu horario aquí.
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