Lo efímero se apodera de la Alameda Central...
fotografía Alberto Rebelo
¿Cuáles son los límites de la aquitectura?, ¿cuál es la relación entre esta disciplina y otras expresiones artísticas?, ¿cómo puede un arquitecto poner su obra al alcance de todos para que ésta sea admirada y criticada? Éstas —especialmente la última— son preguntas que se hace constantemente Elías Kababie, el arquitecto mexicano que ha encontrado en lo efímero —aquello que es pasajero o de corta duración— el eje de su obra.
“La arquitectura efímera trasciende gracias a las personas que la experimentan”, asegura Elías, “a diferencia de una obra funcional y permanente, como un hotel o un edificio de departamentos, por ejemplo, una pieza efímera está pensada para que cada uno le dé su interpretación y uso”.
Esta apropiación social es la que más llama la atención de Elías y una de las razones por las que este año volverá a participar en Mextrópoli, Festival de Arquitectura y Ciudad, que pone al alcance de todos una “galería pública” en la que está permitido tocar, experimentar y vivir la arquitectura, el arte y el diseño. “Es un experimento estupendo. Imagínate que en la Alameda Central tienes a tu disposición una serie de piezas que te van a hacer reflexionar sobre tu propia ciudad”. Esa posibilidad de vivir de una forma distinta la arquitectura es la que ha motivado a Elías desde que terminó su posgrado en Arquitectura efímera, y que lo ha llevado a decidirse por proyectos que antes no habría aceptado.
En el quehacer de la arquitectura efímera, una factor determinante es el amor y el interés por ciertos materiales y, lo más importante, cómo reutilizarlos para crear historias.
“Me encanta saber que los desperdicios de alguien pueden extender su vida y servir como motor para generar historias. Esa es otra de las virtudes de la arquitectura efímera”.
En esta ocasión, Elías se unió a la marca de mezcal Ojo de Tigre para la creación de su más reciente obra efímera: “… (puntos suspensivos)”, en la que reutilizó 200 botellas de vidrio de la mezcalera.
“Cuando te enfrentas a un material nuevo tienes que aprender de él. Reconocer sus virtudes y defectos para después decidir cuáles son sus alcances y cómo puedes utilizarlo para lo que quieres expresar. El vidrio es transparencia y es aire”. Y aunque Elías no revela las intenciones obvias de su obra, asegura que cada pieza lleva un poco de su historia personal. “Cuando me toca desmontar mi obra me duele mucho. No logro superar el hecho de que ya cumplió su propósito”.
Si quieres conocer el trabajo de Elías —y el de otros artistas— visita la muestra al aire libre de Mextrópoli en la Alameda Central del 9 al 12 de marzo y consulta la página mextropoli.mx para que te enteres de todas las actividades de este fin de semana.
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