
Una boutique vintage con prendas para hombre y mujer
retrato Lorena Escobedo
Hay un tiempo en la vida de algunos, en el que tenemos que detenernos en frío, como con una parálisis simbólica, para poder observar lo que se mueve alrededor. Son momentos de ánimo, decisivos, los parteaguas, los chingones y, sobre todo, los que dan miedo. Pero también los que te empujan. Es cuando algo te dice que la única forma de ver lo que hay del otro lado es saltando. Y saltamos.
Ese momento decisivo sucedió en 2008. En ese año, todos los que aparecen a continuación tuvieron las agallas —porque hay que ser valientes— de iniciar el proyecto que cambiaría su vida. Al lado de ellos celebramos 10 años de trabajo, de golpes con chispas de gloria y de sorpresas que saben a orgullo propio, del bueno, del neto.

Retrato Lorena Escobedo
Abrí Goodbye Folk sabiendo que en ese entonces no existía una boutique vintage en la ciudad. Nos instalamos en Colima 198 después de una larga remodelación del local, y mucho dinero tirado a la basura en una construcción mal supervisada. Hace 10 años, la colonia no era nada de lo que es ahora. No había la cantidad de restaurantes, bares y galerías que hay hoy, aunque poco a poco se llenó de gente, artistas y turistas caminando en las calles. Todo mundo se quería mudar a la zona.
Desde el principio estuve metido en la tienda más horas de las que me hubiera gustado. Prácticamente todos los días, todo el día, hasta un punto agotador. Le dediqué sangre, sudor y lágrimas; entonces me di cuenta de que necesitaba un equipo. No tenía idea de lo que era contratar gente y tener que pagar un salario, pero desde ahí empecé a construir un grupo de personas sin el que esta aventura, llena de altas y bajas, no habría sido posible.
Después de 10 años, el reto más grande ha sido superar el sismo de septiembre de 2017. La fachada de nuestro edificio se derrumbó y de un día a otro nos quedamos sin lugar de trabajo. Durante esos días dormimos afuera del local para evitar que se metieran a robar los chacas, hasta que un día pasó una señora, me saludó y me dijo que conocía la tienda porque a sus hijos les gustaban nuestros zapatos. Después me platicó que tenía un local desocupado a un par de cuadras y me ofreció ir a verlo. El espacio era perfecto para nosotros.
Nos tardamos tres o cuatro días en trasladar todo el inventario, con el riesgo de que la construcción se fuera a colapsar. Si no hubiera sido por las ventas online, no sé cómo hubiéramos sobrevivido esas semanas. Nunca habíamos vendido tanto por internet, pero la gente se solidarizó y en redes nos ayudaron muchísimo. Cuarenta y cinco días después abrimos una tienda nueva en la calle de Córdoba, y aquí seguimos. Afortunadamente nunca he estado solo. Tengo un equipo detrás que me respalda. Por eso digo que el universo, o Dios, siempre me hacen el paro.
Goodbye Folk es una tienda de prendas vintage para hombre y mujer. Además de playeras y chamarras de cuero, piezas de mezclilla y accesorios, hacen sus propios zapatos y botines en piel.
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